miércoles, 4 de julio de 2007

El antievangelio de Cuadra

El día 22 de junio del 2007, en la página de opinión del Nuevo Diario, uno de los periódicos de mayor circulación en Nicaragua (www.elnuevodiario.com.ni) el señor Ricardo Antonio Cuadra tituló a su artículo: El Quinto Evangelio”; sugerente título por lo demás, pero totalmente lejos de la realidad que quiso expresar. El señor Cuadra indudablemente no ha comprendido para nada lo que se conoce dentro de los estudios histórico-críticos del Nuevo Testamento como “el problema sinóptico” y la canonicidad de los escritos neotestamentarios. Por otro lado, dentro del tratado sobre la Iglesia, el señor Cuadra muestra una espesa confusión sobre el sentido histórico y teológico de la Tradición. Escritura y Tradición, junto con el Magisterio y la palabra de los teólogos de la Iglesia, constituyen lugares teológicos, (locis), principios fundamentales, de los cuales el teólogo extrae sus argumentos y pruebas. Tanto la actitud del señor Cuadra, como la de otros, que confundiendo su resentimiento hacia determinadas personas de investidura dentro de la Iglesia, atacan despiadadamente la fe de la Iglesia y sus dogmas, desconociendo el valor espiritual que ello representa para el conjunto del cristianismo y que son parte de nuestra historia. Sin el afán de polemizar, sino de aclarar algunos aspectos que tienen confundido a Cuadra, deseo puntualizar lo siguiente.

En lo que va corrido de este semestre, han sido reiterados los artículos de opinión que han puesto a la Iglesia en una posición muy poco digna de su historia y su tradición. Aún cuando quienes han expresado su pensamiento, lo han hecho apoyados en datos de la historia, no han sido objetivos, ni en su interpretación de la historia, ni menos del sentido teológico que ella implica, cuando de la Iglesia se trata. Es verdad que la Iglesia registra en largos periodos de la historia de occidente, una estrecha alianza entre el poder político y el espiritual y esto no por un simple capricho o una maquinación orquestada, con oscuras y perversas intenciones, sino por el papel que ha debido jugar en los diferentes procesos políticos e históricos. En diversos momentos de su historia, la Iglesia ha sido protagonista de los grandes sucesos que han marcado la civilización de occidente, desde la caída del imperio romano, pasando por el feudalismo, el renacimiento, la ilustración y el impacto de la modernidad. Por su naturaleza espiritual e histórica, la Iglesia no se puede sustraer a su misión, aún con sus errores y flaquezas, ella es experta en humanidad. La Iglesia en su evolución y afianzamiento de su fe no ha estado exenta de fuerzas contrarias y destructivas. Sus grandes concilios y sus formulaciones de fe han hecho posible que esta pueda dar respuestas a los grandes desafíos, tanto internos como externos. La Iglesia ha sabido permanecer incólume a los vaivenes de la historia, más allá de las crisis políticas que debieron enfrentar diversos imperios y sistemas políticos que ostentaron el poder en nuestra civilización occidental. La Iglesia, por la naturaleza propia de su misión, se vio involucrada tanto en el desarrollo político, educativo como cultural, de una civilización que recibió los mejores valores cristianos y que no desconoce que el cristianismo ha sido parte de su propia historia. Nadie puede discutir en el occidente cristiano el legado de San Agustín, de Santo Tomas de Aquino, de Anselmo, de Abelardo, de Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Galileo, René Descartes, Malebranche, Leibniz, Maritain y tantos otros, científicos, teólogos, filósofos, literatos, artistas de las más diversas gamas del saber humano, y que desde su fe, supieron dar cuenta de ella en medio de los desafíos propios de cada época. El surgimiento de la Universidad es el testimonio más palpable del legado humanista y espiritual que la Iglesia ha dado a la cultura occidental. La Iglesia es mucho más que una simple estructura, y está más allá de las personas, aunque estas representes un poder espiritual y eclesial determinado. Cuando la Iglesia es atacada, amedrentada o vilipendiada, se fortalece mucho más, así ha sido siempre. Hay quienes teniendo ojos, ven con uno solo y la realidad les sale sesgada, están los que queriendo ver no pueden hacerlo, pero están los que teniendo los dos ojos buenos no quieren ver porque no pueden y esos son los ciegos que necesitan ser guiados.

Los evangelios canónico, al igual que el resto de los escritos del Nuevo Testamento son el resultado de un largo y complejo proceso de colección y selección que comenzó tempranamente dentro de la Iglesia (finales del siglo II), y en el cual los Concilios no estuvieron ajeno; en esto Cuadra no está errado, ni tampoco se puede negar que existieron más de cuatro evangelios, varios de los cuales gozaron de respeto y tuvieron condiciones de igualdad con los cuatro, pero en la decisión sobre los “cuatro canónicos” primaron los criterios de selección y fidelidad apostólica como autoridad exclusiva, esto para distinguirlos de las herejías y los evangelios de origen dudoso que se oponían al denominador común de la tradición apostólica. No fue en ningún caso una decisión antojadiza y arbitraria, sino largamente discutida y consensuada seriamente por teólogos de peso y altura dentro de la Iglesia. Es necesario aclararle a Cuadra que los evangelistas “oficiales” de la Iglesia romana, como los llama él, lo son también de la Iglesia Católica Ortodoxa, y de las comunidades Protestantes. Mateo, Marcos, Lucas y Juan, juntos representan un conjunto de tradiciones evangélicas que circularon desde muy temprano de forma oral en las primeras comunidades cristianas, a manera de kerigma o anuncio solemne y público del acontecimiento-Jesucristo, es decir, la revelación de Dios en la persona de Jesús. No fue sino hasta mediado del segundo siglo que se utilizó el término “evangelio” como palabra técnica para referirse a las narraciones escritas de los evangelistas. El proceso canónico de los Evangelios fue un evento interno de la Iglesia, y si fue bajo el amparo del Imperio romano, lo fue en tanto el edicto de Milán del año 313 ponía al cristianismo como religión oficial del Imperio y a la Iglesia con legítimos derechos para administrar los bienes de salvación. Las acciones y decisiones de la Iglesia requerían normatividad y legitimidad y no eran entonces ajenas al Imperio; que ahora caminaba bajo el signo de la cruz. Esto es parte de la historia y eso no lo podemos cambiar.

Acerca de los elementos “contradictorios” de los evangelios al que hace alusión Cuadra, debemos señalar que la sinopticidad de los evangelios (Mateo, Marcos y Lucas) reside en el hecho de que a pesar de sus divergencias, ellos siguen aproximadamente un mismo esquema que pueden disponerse en una sinopsis (visión de conjunto). Recorrer atentamente las páginas de una sinopsis, permite ver y resaltar las diferencia notable en los evangelios. Las diferencias tienen un carácter literario, de estilo, topográfico, cronológico, de fórmulas, de contexto, pero nunca contradicen su mensaje de fondo, que es el kerigma (acontecimiento-Jesús). Los cuatro evangelios son cuatro perspectivas sobre un mismo acontecimiento, cada uno con su propia situación vital y sus contextos propios. Los Estudios científicos sostienen que entre Mateo, Marcos y Lucas existe una dependencia literaria con una fuente común, no así Juan, que es de un estilo diferente y usa una fuente propia. Los relatos y dichos acerca de Jesús circularon como pequeñas unidades autónomas antes de ser reunidas y amalgamadas. Esto explica la repetición, y la concatenación de dichos, las inconsecuencias, la introducción inesperada en una escena, y la integración de un dicho dentro de un relato y el empleo del mismo dicho dentro de un contexto narrativo inmediato como sucede en algunos episodios de los evangelios y que al parecer Cuadra, confusamente, los pone como ejemplo para desmentir la veracidad de los evangelios. El hecho de que un cierto número de dichos y relatos se encuentren en contexto diferentes es un indicio suplementario como unidades autónomas en la tradición oral. Estos fueron los ladrillos con los cuales se construyeron los evangelios. Ellos son elaboraciones teológicas acerca del testimonio de fe vivida e interpretada por las primeras comunidades cristianas. No son ni biografías, ni relatos historiográficos como al parecer cree Cuadra.

Finalmente, la Tradición como un “Quinto Evangelio”, sólo está en la cabeza de Cuadra, que al parecer no cuadra lo que piensa con lo que la iglesia ha vivido por siglos. La Tradición no es una cantidad de material o información complementaria a la Biblia, ni la Biblia es ante que la tradición. La tradición es fe viva, no existe como concepto abstracto, sino que es lo vivido por el ser humano dentro de una sociedad o comunidad. La tradición no existe a parte del hombre y de la sociedad, la misma decisión de fe se sitúa dentro de una tradición y de una comunidad, y no fuera de ella, la fe no nos llega sin la comunicación humana. En sentido estricto, la tradición es comunicación, es el acto de trasmitir algo (traditio, parádosis). En la tradición eclesial lo que se quiere comunicar es la Revelación y este papel se realiza interpretando y actualizando el contenido de la revelación plasmada por escrito, de manera que comunicar es re-animar, re-vivir el acontecimiento-Jesucristo en el que se desea hacer participar; esto es lo que hace San Pablo cuando se dirige a los cristianos de Corinto diciendo: Porque os transmití en primer lugar, lo que a mi vez recibí: que Cristo murió por nuestros pecado, según las Escrituras…” (1 Cor. 15,3), es decir, comunicación de una fe viva revelada y no un invento de la Iglesia, como piensa Cuadra.


guidase@yahoo.com

cielac@upoli.edu.ni

La guerra de los dioses


LAS RELIGIONES Y EL DIÁLOGO PARA LA PAZ DEL MUNDO

Guillermo Gómez Santibáñez

“El hombre no tiene religión, consiste en religión” (Zubiri)


A lo largo de la historia humana los hombres han convertido sus creencias religiosas en lucha de dioses, en guerra de religiones y en razones de conquistas. En nombre de Dios o de dioses, se han justificado invasiones, genocidios, dictaduras, torturas o cualquier acción que signifique ejercer dominio y poder. Las grandes civilizaciones como la egipcia, babilonia, las del Asia oriental, la Griega y la Romana, con sus imponentes imperios, se extendieron y se impusieron bajo el poderío militar y bajo la creencia que en sus conquistas obedecían la voluntad de sus dioses y les rendían tributo. Los sacrificios humanos ejercidos por los pueblos originarios de América, como los Aztecas, Mayas e Incas, eran ofrendas rituales que obedecían a la idea de que el hombre es un colaborador indispensable de los dioses, ya que estos no pueden subsistir si no son alimentados por el líquido precioso, el terrible néctar del que se alimentan los dioses; la sangre humana.

En la mitología griega, la Batalla de los Titanes o la Guerra Titánica (Titanomaquia) es una serie de batallas libradas entre las dos razas de deidades: los Titanes luchando desde el monte Otris, y los Olímpicos que llegarían a reinar en el monte Olimpo. La Teogonía atribuida a Hesíodo es un relato fabuloso que da cuenta del origen de los dioses, su naturaleza, sus pasiones, sus poderes, y el papel que juegan en la jerarquía de divinidades, entre los que se distinguen dioses eternos y dioses engendrados.

Relatos mitológicos similares surgieron en Europa y el Próximo Oriente, donde una generación de dioses se enfrenta a los dominantes, a veces suplantados y otras veces derrotados y sometidos. La mitología escandinava nos cuenta la guerra de los Aesir con los Vanir y los Jotunos. En la tradición babilonia, está el famoso poema épico de Enuma Elish, la narración hitita del “Reino de los Cielos” y el conflicto de los fragmentos ugaritas. Los relatos bíblicos de la tradición hebrea, contienen también algunas narraciones de carácter mitológico, en los que se pone a prueba la fuerza, autoridad y poder de Yahweh frente a otros dioses regionales o circunvecinos a Israel. El primer libro de Samuel cuenta la historia de la lucha entre Yahweh y Dagón; que midieron fuerzas luego que las tropas israelitas fueran derrotadas por los filisteos y se apoderaran del Arca del Pacto (heb:‘aron); trono de Yahweh y símbolo de su presencia. Yaweh de los Ejércitos, una vez prisionero en el altar de Dagón, se enfrenta cara a cara, de Dios a Dios con Dagón. Los filisteos, al levantarse de mañana, encontraron a Dagón postrado en tierra ante Yahweh; sus fieles lo colocaron de nuevo en su altar. Al siguiente día, estaba ahí, de nuevo postrado, sólo que esta vez amaneció decapitado. Yahweh, desde su prisión, afligió a los filisteos con tumores, como una especie de maldición bacteriológica diríamos hoy (capítulo 4-5). El libro primero de los reyes narra una historia similar, con el enfrentamiento entre Yahweh y Baal en el Monte Carmelo. Yahweh de los Ejércitos, con su celo intransigente, se batió en duelo con Baal, ridiculizó a sus cuatrocientos cincuenta profetas, consumió el altar con fuego y degolló a todos sus representantes (18,20-45).

Los mitos son narraciones antropomórficas que llevan a los mitólogos a presentar explicaciones acerca de la naturaleza a partir de fuerzas semejantes a las humanas. Los poemas homéricos, hesíodicos y órficos, expresaron el actuar de los dioses y de los humanos en términos mítico-religioso. Los rasgos dominantes y distintivos de esta etapa, son el lenguaje poético para expresar emociones y pensamientos y una concepción de la realidad de manera viva y dinámica. Desde esta perspectiva, los objetos se presentan como realidades contrapuestas y en continua tensión, como fascinadores y atrayentes, amenazadores y repelentes; es una concepción mítico-mágica con un cargado politeísmo antropomórfico, que ve los fenómenos y la fuerza física personificada y animada por un dios que impone temor, exige culto, adoración y sacrificio. (Escobar, 1995:10)

Para las sociedades arcaicas el mito reviste una importancia singular, pues para ellos los mitos son historias verdaderas, por su carácter sagrado y en tanto fundamentan y justifican todo el comportamiento y la actividad del hombre. Los mitos relatan no sólo el origen del mundo, de los animales, de las plantas y del hombre, sino también todos los acontecimientos primordiales a consecuencia de los cuales el hombre ha llegado a ser lo que es hoy, es decir, un ser mortal sexuado, organizado en sociedad, obligado a trabajar para vivir. Si el mundo existe y el hombre existe es porque los seres sobrenaturales permiten que irrumpa lo sagrado en el mundo; otorgando a sí fundamento a cuanto hay. Los mitos, tomados en su sentido verdadero, es decir, como un relato imaginario de un acontecimiento originario e instaurador, cuyo protagonista son los dioses, no se puede vaciar de su contenido simbólico, pues el símbolo es su lenguaje más propio y lo utiliza en la medida de lo posible. Por esta razón el mito es un símbolo en sí mismo, como globalidad. (Croatto 2002)

Así, en Homero o en Hesíodo, los nombres de los dioses representan facultades humanas, como la naturaleza titánica del hombre según Píndaro o Platón, y elementos de la naturaleza, o principios físicos o éticos como interpretará el estoico Crisipo en la filosofía romana. Por otra parte, los relatos míticos contenidos en la narración bíblica veterotestamentaria, deben ser leídos bajo condición de que son interpretaciones de experiencias en la que intervienen realidades asumida como símbolos.

La tragedia de Manhatan, el 11 de septiembre del 2003, en Nueva York, marca un hecho con características muy particulares; por cuanto los sucesos que asombraron al mundo al iniciar el siglo XXI, tuvieron como factor coadyuvante a los intereses políticos, la creencia religiosa como fondo. Entre George W. Bush y Osama Ben Laden existe una mutua demonización. Los militantes islámicos acusan a Estados Unidos de ser el “Gran Satán” y Bush los acusa de “diabólicos”. Demonizadas las partes, el otro lado de la guerra de los dioses (Alah vs. El Dios cristiano) se reduce a una trifulca entre demonios. La retórica demonológica de Bush recuerda la de la administración Reagan declarando a la fenecida Unión Soviética “imperio diabólico”.La teoría del “eje diabólico”: Irán, Iraq y Corea del Norte es similar al “eje diabólico”: Pekín, La Habana y Moscú de la década de los 60. Demonizando al enemigo Bush se autodiviniza y se convence que puede salvar al mundo con su Ejército de dos millones por los cinco continentes, justificando de esta forma su intervención militar en el Medio Oriente y en cualquier lugar, como una voluntad divina. La derecha religiosa, de origen protestante y aliada de Bush, lo respalda también, convencidos que Dios está de su parte y que el Islam es una religión demonizada y por tanto terrorista.


El rostro occidental de la Religión

La civilización occidental ha heredado y seguido de una manera esquemática, los pasos de la civilización griega, la cultura romana, y la comunicación del pensamiento griego mediante la evangelización cristiana. La alianza entre Estado e Iglesia, desde Constantino, con el edicto de Milán del año 313, significó condiciones de privilegios y favores imperiales, que llevaron a la Iglesia y al cristianismo, bajo Teodocio el Grande (380), ha convertirse en religión oficial del Imperio romano, sacralizando así y sin percatarse, todo un sistema político-social basado en la injusticia y la opresión. La Iglesia no supo distinguir el triunfo de la tentación y ha cargado siempre con este fantasma. Bajo un imperio “cristiano”, el “paganismo” con sus templos sagrados, sus cultos a sus divinidades, su magia y prácticas supersticiosas, perdía todo su prestigio y se convertía en enemigo del Estado y de la Iglesia. La cristiandad de occidente fue mucho más que un concepto, constituyó una experiencia histórica, arraigada en la Iglesia desde la conversión de Constantino y prolongándose en Europa hasta la Edad Media. En América Latina aún persisten estos rasgos de integrismo religioso y unanimidad cristiana, como forma de resistencia a la modernidad y pos-modernidad.

Los procesos modernizadores desarrollados en Europa, y que arrancan de la Ilustración, levantaron un faro cuya luz iluminó en distintas direcciones prolongándose hasta hoy. El carácter utópico de la cultura occidental cuyos rasgos principales eran el progreso y la construcción de un mundo y un hombre nuevos bajo la ciencia y la tecnología, desplazó la religión al terreno de lo subjetivo y privado. La fe utópica de la modernidad, más allá de sus efectos positivos, construyó una percepción e interpretación de la realidad positivista, provocando a su vez una gran crisis de la experiencia de sentido, de enormes consecuencias en Europa y también en América latina. La cultura occidental y su razón instrumental, ha sido de miel y de hiel, es decir, contiene su lado positivo y su lado negativo. La novela de Carpentier: el siglo de las luces, relata la odisea del barco que trae a Sudamérica las ideas de la Ilustración, las ideas de la razón humana: revolución, emancipación y libertad, pero también trae en proa la guillotina. El barco de la Ilustración es signo de vida y desarrollo, como igualmente de dolor y muerte. La razón instrumental de la modernidad, será una razón científica que someterá todo a análisis, a cuantificación, ya no hay tabúes, ya no hay misterios, la razón lo explica todo. La Ilustración le da a la razón el lugar que antes ocupaba la religión. La religión ya no es capaz de organizar la sociedad y la vida política, cuando esta interviene en las cosas temporales sólo crea intolerancia y genera guerras. La irracionalidad de la religión justifica la razón científica para organizar la vida social y política de manera pacífica y humana. La Ilustración glorificó la razón como una razón práctica, al servicio del progreso material y económico de la sociedad, se manifiesta como una razón meramente funcional, utilitarista, capaz de resolver todos los problemas del mundo. Individuo y razón son dos rasgos distintivos de la modernidad: dos caras de una misma moneda.(López: 1996)

En el umbral del siglo XXI, el mundo ha cambiado drásticamente, los escenarios políticos, sociales, culturales y religiosos ya no son los mismos de hace treinta años. La posmodernidad cambia el escenario del diálogo Iglesia-mundo confiriéndole un nuevo enfoque. La Iglesia ya no tiene adversarios en el sentido anterior del término. El relativismo posmoderno conlleva la tolerancia también relativizadota con respecto a la misma Iglesia, a la cual se le deja hablar todo lo que quiera, sin escucharla, pero sin enfrentarse tampoco a ella con vehemencia. El concepto moderno de autonomía se ha privatizado hasta el extremo de que a todos se les concede el mismo derecho a hablar por igual y con igual valor.

No podemos negar que en materia de religión estamos sobre la cresta de la ola, con nuevos retos, pero con un problema perenne; la teología cristiana por siglos pasó inadvertida frente a grandes masas de fieles de otras religiones a quienes excluyó de la revelación y la salvación. Hoy, cuando el fenómeno de la globalización hace ineludible la interculturalidad y nos ofrece un horizonte de pluralidad y transversalidad de creencias, el encuentro de las religiones no se puede obviar, ni ignorar, menos desconocer como factor gravitante para la construcción de la humanidad. América Latina, de fuerte y arraigada tradición cristiana, debe abrigar la posibilidad, siempre cierta, de un encuentro y diálogo con otras religiones como legítimas expresiones de alteridad y espiritualidad. Dos premisas básicas son necesarias a tener en cuenta entre la perennidad del problema y la novedad de los retos en este encuentro interreligioso: el carácter realista y verdaderamente humano de la revelación divina que me induce a descubrir la presencia de Dios en la creación y en la historia; y lo segundo, que es algo estrechamente vinculado a lo primero, que Dios está siempre ahí, manifestándose a todos en la máxima medida, sin tacañería, ni burocracia divina. Las limitaciones humanas son altamente desproporcionadas al misterio infinito, que en generosidad irrestricta quiere darse y manifestarse por todos los medios. “Dios no crea por amor a sí mismo o para que le sirvan, sino por amor al hombre y a la mujer, con el fin de ofrecerles como don participar en su plenitud y felicidad. Lo único que no puede, ni quiere es romper los límites de su finitud: tiene que respetar el crecimiento de su libertad y el trabajo de la historia, sin los cuales la existencia humana no puede ser ni realizarse”. (Torres,1992:6)

El homo religiosus

La historia de las religiones ha enseñado que los hombres son, de alguna forma u otra, seres en constante búsqueda de lo sagrado (Lo Otro). El hombre es un ser incurablemente religioso, un permanente buscador de sentido, por tanto no puede sustraerse a esa insaciable sed de trascendencia. La experiencia religiosa tiene el carácter de relación profunda que vincula al hombre con el principio trascendente que hace posible su plenitud existencial. La religión como un hecho humano histórico y polimorfo está siempre en constante vigencia, se niega a desaparecer, por el contrario, se reafirma lo religioso, por que el hombre al preguntarse por si mismo en profundidad, está planteando, quiéralo o no, el problema de Dios. El hombre en su estructura antropológica y en su condición de creado es un ser inacabado, es decir capta y conoce las cosas, pero en perspectiva, en la posibilidad de ampliar el horizonte de su conocimiento infinito en continuo crecimiento de cara a un futuro. El hombre se diferencia del animal porque es capaz de distanciarse de sus contenidos perceptivos para captar el ser y de este modo se siente sujeto frente al objeto que conoce. Su capacidad de objetivación contiene un elemento de autotrascendencia que hace posible al hombre superar los propios impulsos y darse cuenta de su diferencia y superioridad. El hombre no solo sabe, sino que además sabe que sabe., posee conciencia reflexiva. (Pannenberg 1993).

La finitud radical humana ha llevado al hombre a verse y sentirse criatura tan limitada que se ve impulsado a rendir culto a algún ser superior. Desde una perspectiva fenomenológica; podemos decir que el hombre experimenta su realidad profana (inmanencia) como falta de fundamento ontológico. Se experimenta como radicalmente no fundado en si mismo. Su última realidad está determinada por un fundamento ontológico que trasciende lo profano; a esa realidad fundante se le denomina lo sagrado. (Eliade: 1977) Esta actitud de rendirse ante lo sobrenatural, como sed y búsqueda de una realidad fundante, ha sido una constante transcultural y universal en el ser humano. En el pensamiento filosófico antiguo y moderno ha quedado registrado como verdad contrastante el debate del sentido de autotrascendencia (Pannenberg) y reducción inmanentista (positivismo científico) del problema del hombre: por ejemplo en las afirmaciones del profesor de Marx, L. Feuerbach: “el hombre es dios para el hombre” (homo homini deus)., o la afirmación del Obispo de Hipona; San Agustín: “Dios es lo más profundo y cimero del hombre”(Deus interior intimo meo et superior summo meo). Frente al hombre “acongojado de carne y hueso” de Unamuno, del “ser- para- la muerte” como horizonte de escape de Heidegger, el hombre “pasión inútil” de Sastre, el “superhombre” y su voluntad de poder de Nietzsche, prevalece el rasgo imborrable del hombre agustiniano, creatural, interiorizado, religado, dialogante entre el Yo-Tú, de la finitud a la infinitud. En el hombre, su inmanencia y trascendencia son ejes neurálgicos de su doble dimensión: hombre-creatura, que lo hacen ser incurablemente religioso. Toynbee decía: “no ha existido hasta nuestros días ninguna civilización que no haya sido religiosa” y San Agustín confiesa: “Fuimos creados para Ti, Señor, y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”.

El Parlamento de las religiones

Ante la profunda necesidad y el urgente clamor de los pueblos, de construir “otro mundo posible”, donde quepan todos y todas, Barcelona abrió sus puertas para la realización del IV Parlamento de las Religiones cuyos objetivos se pueden resumir en tres puntos:

1. Compartir y mostrar las identidades religiosas
2. Dialogar entre las religiones para buscar el entendimiento, expresar las diferencias y constatar tradiciones mediante la palabra
3. Reflexionar en forma colectiva sobre las religiones y la contribución que las mismas pueden hacer para el objetivo de un mundo mejor.

Bajo el lema “Caminos para la paz: el arte de escuchar, el poder del compromiso”, diez mil personas, líderes religiosos de cien creencias y 75 países, se dieron cita, convocados por Consejo para un Parlamento de las Religiones del Mundo, el Forum de las Culturas y el Centro UNESCO de Cataluña, para manifestar una voluntad de luchar por la paz universal y el respeto hacia el otro.

El Parlamento de las Religiones del Mundo, deja impresa en la conciencia universal una voz profética para interpelar por el restablecimiento del diálogo en un mundo fragmentado, intolerante y desequilibrado, la búsqueda de una sociedad justa, la superación del fundamentalismo intolerante, poner fin a las guerras; especialmente las que se libran en nombre de Dios.

Tres fueron los ámbitos de trabajo que ocuparon las 60 sesiones de diálogo de cada día:

a) Intrarreligioso: que mostró creencias, prácticas y dinámicas de diversas comunidades religiosas
b) Interreligioso: que posibilitó el diálogo con perspectivas religiosas y espirituales de diversas tradiciones
c) Participación: que permitió mostrar proyectos e iniciativas reales y concretas en diversos lugares del mundo.

El Parlamento se constituyó en un espacio de intercambio de ideas y acciones, que venidas de las distintas religiones significaron un ofrenda común de paz para la construcción de otro mundo posible.

Voces de renombre mundial como la Premio Nobel de Paz 2003, Shirin Ebadi. El filósofo Catalán de origen indio, Raimon Panikar y la de Amma o “amor divino en forma humana”, se hicieron oír como una voz a la conciencia del mundo, condenando la guerra, la violencia en todas sus expresiones, el atropello a los derechos humanos, la manipulación religiosa y tergiversación de la palabra de los profetas, explotando las mentes débiles de los más pobres, desatando el terrorismo.

La jornada del Parlamento de Barcelona, dejó presente como una sentencia firme: que más allá de las diferencias que cada religión posee con respecto de la otra, hay un principio básico que las une y es el respeto y la tolerancia hacia el otro que promueve la palabra de Dios. Esto implica recuperar el diálogo y asumir el compromiso de una ética global, donde el respeto y la tolerancia son componentes fundamentales para el entendimiento.

El diálogo interreligioso: un diálogo abierto y necesario.

“Los hombre han aprendido a volar como las aves y a nadar como los peces, pero no han aprendido a vivir como hermanos” decía Martin Luther King. El diálogo interreligioso es en el fondo buscar al otro ser humano, hacer realidad el sueño de sentarse al lado del que es distinto, que piensa diferente, pero que busca el mismo bien de todos. Somos en tanto humanos un ser relacionado y dialogal, en este sentido, desde las distintas opciones creyentes el diálogo interreligioso trata de buscar un diálogo fluido, sin desbordes intolerantes y reduccionistas.

“Cuidaos poco de Sócrates, y mucho más de la verdad”, dijo Sócrates poco antes de beber la cicuta (Platón, Fedón 91c). En el plano religioso buscar la verdad es lo que importa, Dios que es la Verdad y todo lo verdadero. Esta Verdad debe conducirnos a un testimonio recíproco de la propia visión religiosa, un mejor conocimiento de las creencias y entendimiento de los valores fundamentales para buscar juntos la paz y una mejor convivencia.“Verdad sin caridad es verdad y caridad, caridad al menos en su raíz o núcleo, aunque falle la suavidad y chirríe, mientras que caridad sin verdad no es verdad ni verdadera; no suele ser ni caridad, sino falsía, hipocresía, calculo, táctica e interés, de los cuales no brota el diálogo, la verdadera relación interreligiosa” (Pablo VI Eclesial suma 1964 ; Juan Pablo II Redemptoris missio 1991)

Concluyo con el relato del “gentil y los tres sabios” que citara Juan José Tamayo, teólogo español en su conferencia “Espiritualidad y respeto a la diversidad”; pronunciada en el II Foro Mundial de Teología y Liberación celebrado en Nairobi en enero de 2007:

Ramon Llull en su Libro del gentil y los tres sabios escrito en el siglo XIII, es todo un ejemplo de inter-espiritualidad entre las religiones monoteístas, que debería extenderse al conjunto de las religiones. “Un gentil que no conocía a Dios, ni creía en la resurrección, ni que hubiera nada después de su muerte, vivía en un permanente estado de insatisfacción. A cada paso sus ojos se llenaban de lágrimas y su corazón de tristeza. Salió de su tierra y fue a un bosque solitario en busca de la verdad. El gentil se encontró con tres sabios, un judío, un cristiano y un musulmán, quienes le fueron demostrando la existencia de Dios y su relación con las criaturas, y le expusieron lo peculiar y distintivo de cada religión. Tras escuchar los argumentos de los tres interlocutores, el gentil pudo constatar que cada religión posee sus propias leyes, pero tenía que tomar una decisión sobre la religión a abrazar. El gentil dirigió una oración de adoración y de acción de gracias a Dios en actitud reverente. Cuando terminó de rezar se lavó las manos y la cara en una fuente que había allí y dijo a los tres sabios: “En este lugar donde tanta buenaventura, felicidad me ha sido dada, quiero, en presencia de vosotros, elegir aquella ley, ley que me es significada como verdadera, por la gracia de Dios y por las palabras que vosotros me habéis dicho. En esta ley, quiero estar, y por ella quiero trabajar todos los días de mi vida. Los tres sabios bendijeron al gentil y éste a los tres sabios. Se abrazaron, besaron y lloraron de alegría juntos. Antes de que los tres sabios partieran de allí, el gentil se maravilló que no le preguntaran qué ley elegiría. Los tres sabios respondieron que, cualquiera fuere la opinión de cada uno, no querían saber qué ley había abrazado. Si hubieran conocido la elección del gentil se habría dado por terminado el diálogo entre las tres religiones. La actitud del gentil abre el camino también al diálogo con los no creyentes, y no sólo al interreligioso. Antes de despedirse y de partir cada uno para su lugar de residencia, los tres sabios se pidieron perdón y acordaron seguir dialogando”.


guidase@yahoo.com

cielac@upoli.edu.ni

El Anticristo y la guerra por el poder II

El caso de la secta “Creciendo en Gracia”

Palabras previas

En un primer momento me resistí a pensar en el tema y prestarle su atención. Sin embargo, mi oficio de teólogo y estudioso de los fenómenos religiosos, me empujaron a observar el fenómeno más de cerca y buscar las fuentes y la información que me ayudara a describir e interpretar lo que está sucediendo con las sectas en Nicaragua y en especial con el Ministerio Internacional “Creciendo en Gracia” y su impacto en varios países de América Latina.

Muchos están interesados en este tema, y quieren saber qué es lo que está detrás de este movimiento y qué representa realmente. Otros simplemente lo califican de un loco más, entre tantos locos sueltos que deambulan por este loco mundo, creyéndose Jesucristo. Lo que ha llamado mi atención es que cuando se anunció la visita de Miranda a Nicaragua, los medios de comunicación pusieron la alerta sobre un asunto que había pasado inadvertido hasta ahora, sobre todo cuando el movimiento tiene una trayectoria de veinte años desde que nació en Estados Unidos y que en nuestro país cuenta ya con unos cuantos años. La novedad no está en la secta en sí, en cuanto grupo minoritario que sigue a un líder con cierto carisma, sino en los anuncios metamorfósicos de su líder y su auto-proclamación divina.

Con el objeto de sistematizar algunas ideas y ofrecerles algunas pistas de identificación del fenómeno, quiero dividir mi exposición en los siguientes puntos:

1. El fenómeno sectario en la América Latina.
2. Cómo identificar una secta
3. Causas y tipologías de las sectas
4. La secta Creciendo en Gracias: su características, su doctrina, sus peligros


1. El fenómeno sectario en A.L.


Evidentemente que el panorama religioso en América Latina ya no es el mismo que hace cuarenta años. La geografía de lo sagrado y de lo religioso tiene un nuevo trazado, a partir de la flexibilización y disolución de fronteras confesionales y la emergencia de nuevos movimientos religiosos que marcan nuevas tendencias y hunden sus raíces en antiguas y distantes tradiciones. Algunos estudiosos del fenómeno religioso en A.L. como Kepel, usan la noción de transversalidad, para decir que una misma idea religiosa puede hacerse presente en viarias iglesias o movimientos religiosos a la vez. Por ejemplo hay quienes dicen que un alemán podría convertirse al Islam leyendo el Corán por Internet, o un católico puede experimentar la glosolalia en un culto carismático o un mesiánico puede predicar en una iglesia católica. No se trata de un sinónimo de ecumenismo, ni transconfesionalidad, ni de diálogo inter-religioso, sino de construir un concepto que permita captar la fragilidad creciente de las fronteras religiosas. Se trata de la caracterización de un fenómeno que traspasa a las iglesias y religiones a pesar de las diferentes identidades. Las identidades religiosas hoy parecen ya irrelevantes, como lo es la religión, en cuanto fenómeno sociológico. Mientras por un lado las identidades religiosas carecen de líneas fronterizas, por otro lado la religión carece de espacio funcional en su contexto cultural. Por esta razón es que hoy se habla de des-institucionalización de los dogmas, de reacciones fundamentalistas, de difusos misticismos (New Age), de religiosidad secular. Según Mardones, estamos presenciando una especie de reblandamiento institucional que deja libres los símbolos religiosos. Estamos frente a nuevas formas de espiritualidad, menos ritualizadas y burocratizadas, donde predomina lo personal y comunitario.

¿Por qué esta mutación, que ha hecho que el mapa religioso de América Latina haya sufrido un proceso de transformación?. La modernidad latinoamericana tiene característica particulares que proviene de su proceso histórico y cultural que la hacen diferente de la modernidad europea y que en el campo de estudio de la religión descentran el enfoque de la “secularización” que ha predominado en le viejo mundo.

Mientras en Europa el proceso de secularización comenzó aceleradamente en el siglo XIX, en América Latina, desde la conquista ibérica hasta la década de 1950 la hegemonía católica logró resistir los embates de los ilustrados, los liberales radicales, los protestantes, los comunistas, bajo una férrea mentalidad de cristiandad o unanimidad cristiana, donde lo religioso y lo político son inseparables y la disidencia era vista como una herejía, o disidencia social. Esta hegemonía apoyada por las élites criollas habría encontrado en la Iglesia Católica y en el catolicismo, una forma de mantener la identidad nacional frente a la fragmentación regional y política. Este proceso de secularización en América Latina no habría sido generalizado ni profundizado sino hasta la segunda mitad del siglo XX.

Siguiendo al sociólogo Jean Pierre Bastían en su estudio sobre la “Mutación religiosa en América Latina”. La unanimidad católica parecía dominar las esferas públicas y privadas, a pesar de una cierta autonomía de las prácticas religiosas populares que mixturaban y recreaban elementos ancestrales indígenas y africanos: “Este catolicismo polimorfo cubría la inmensa mayoría de las manifestaciones religiosas latinoamericanas en lo que podía parecer una cultura católica integrada. (Bastian 1997:42).

Los cambios estructurales en que se manifiestan la mutación consisten en:

1. El mapa religioso de América Latina desde hace 40 años se está transformando rápidamente, configurándose un nuevo trazado en la geografía de los sagrado y lo religioso
2. una enorme variedad de nuevos movimientos religiosos han surgido en todos los países de le región
3. Estos movimientos han conquistado, poco a poco y de manera creciente, un espacio hasta entonces monopolio absoluto de la Iglesia católica romana.
4. Al contrario de lo que ocurrió durante cuatro siglos y medio, los nuevos movimientos religiosos se declaran en competencia abierta con la instancia religiosa hegemónica y construyen empresas religiosas rivales disputándose la clientela y los bienes de salvación.

El surgimiento y consolidación de nuevos movimientos religiosos en ruptura con la Iglesia católica corresponden a una actitud diferente, más receptiva y autónoma de los pobladores latinoamericanos, afectados por factores endógenos (económicos políticos y religiosos) y por factores exógenos (globalización). Sobre este último factor, especialmente quiero hacer unos señalamientos. La hegemonía de un modelo capitalista de libre mercado que rompe fronteras nacionales y la ingerencia total de los medios masivos optimizados por los avances tecnológicos, ha generado un fenómeno cultural conocido como “globalización”, cuyas características son:

a) homogeneización de referentes y mecanismos dirigidos al consumo
b) Inmediatez y ampliación de información desde y sobre el planeta

Las facilidades de movilización internacional de personal, materiales y dineros, lo mismo que de emisión y recepción de mensajes, ha permitido la libre circulación de ideas y estructuras religiosas que han multiplicado el abanico de opciones y modelos, socavando el monopolio de una sola Iglesia.

El proceso de globalización ha permitido un fenómeno de transnacionalización de religiones e iglesias como a su vez de transversalidad religiosa: esto significa que la presencia de nuevos movimientos religiosos, nuevos templos, nuevas oferta, son parte del paisaje urbano y abundan en canales de televisión y estaciones de radio llegando hasta los lugares más apartados del planeta. La privatización de la religión ha llevado a líderes religiosos y a empresas misioneras a adquirir canales de televisión privados, emisoras de radio y prensa escrita para difundir sus mensajes. Este acceso a los medios masivos de comunicación ha hecho posible que muchos de estos nuevos movimientos religiosos se consoliden económicamente ejerciendo influencia política mediante el voto de su clientela religiosa.

El creciente mercado religioso, se expresa y evidencia en la oferta y demanda de testimonios de milagros, sanaciones y riquezas, bajo una actitud e ideología conocida como “teología de la prosperidad”, la que tiene entre sus características principales el establecimiento de una relación causa-efecto entre la aceptación de una fe y el disfrute de la abundancia económica, acompañada de una pastoral gerencial. Lo religioso ha pasado a la esfera del mercado de masas y su lógica consumista. Esto no sólo se da en el ámbito de las iglesia de la teología de la prosperidad, sino de empresas privadas no institucionalmente religiosas con un mercado de lo mistico-esotérico y en a que se promueve todo un conjunto de objetos y servicios como profecías, horóscopos e influencias astrales, extraterrestres, culturas antiguas, Nueva Era etc., son los nuevos materiales heteróclitos con los que se construyen nuevas respuestas religiosas alternativas a las creencias tradicionales de la población.


En medio de este complejo, fragmentado y difuso paisaje religioso, se puede sospechar que hoy se solicita a la religión que colme el vacío dejado por el fracaso de la utopía moderna. La religión vendría a ser así uno de los lugares donde se resiste el proyecto de la modernidad. La crítica posmoderna encontraría, de hecho, en la religión uno de los vectores institucionales donde cristaliza y se expresa para amplias mayorías no intelectuales el malestar de la modernidad. Se cuestionan no sólo los valores de la modernidad, sino el estilo de vida, los imperativos éticos e intelectuales que están en el desarrollo moderno occidental: el progreso científico, el desarrollo tecnológico y la expansión del consumo.

Es en este contexto de flexibilización y disolución de fronteras confesionales; como de rompimiento del corpus cristianum hegemónico, en el cual se dan las condiciones y el terreno propicio para el surgimiento de los nuevos movimientos religiosos que hoy pululan por el continente.

2. Cómo identificar una secta

En 1978, la opinión pública mundial fue sacudida por el reporte del suicidio colectivo de 914 personas en Jonestown, Guyana. Todos eran seguidores del reverendo Jim Jones, quien también se autoinmoló. Desde entonces se ha observado una mayor frecuencia de acontecimientos de este tipo o parecidos.
En marzo de 1993, más de 80 personas se suicidaron junto con David Koresh, en Waco, Texas, por motivos religiosos (Gaustad, 1993:629). En 1994, el grupo esotérico La Orden del Templo Solar sorprendió a los analistas sociorreligiosos al efectuar varios suicidios diferidos en Suiza y Francia. Todos los participantes eran seguidores del homeópata europeo Luc Jouret. Cuarenta y ocho murieron en el primero de los sucesos y otros más posteriormente.
En el mes de noviembre de ese mismo año, las autoridades de Ucrania impidieron el suicidio colectivo de los seguidores de Marina Tsvygun, quien afirmaba ser la reencarnación de Cristo. Fueron arrestadas 779 personas en Kiev. El culto tenía en ese entonces 150 mil seguidores en la ex Unión Soviética y se llama La Fraternidad Blanca.
El 20 de marzo de 1995, en Tokio, Japón, Shoko Asahara ordenó a sus seguidores de la secta La Verdad Suprema, colocar bombas con gas sarín neurotóxico en el sistema de transporte del metro. El resultado: más de cinco mil intoxicados y doce personas muertas. Seis semanas más tarde, los mismos adeptos de La Verdad Suprema (Aum Shinrikyo en japonés) perpetraron un nuevo atentado terrorista en otra estación. Afortunadamente, hubo un retraso en el mecanismo de la bomba y ésta pudo ser desactivada a tiempo. De no haber sucedido esto, la mezcla de cianuro e hidrógeno que contenía el artefacto explosivo hubiera privado de la vida en minutos a aproximadamente 20 mil usuarios del tren subterráneo.
Los anteriores, son ejemplos claros de lo que son y hacen algunas sectas destructivas extremistas a nivel internacional, las cuales han llamado la atención de especialistas y medios de comunicación por igual. Sin embargo, a pesar de su popularidad, representan tan sólo la punta del iceberg. Solamente en la Unión Americana algunos analistas calculan que existen tres mil grupos que pueden ser clasificados como sectas destructivas (Hassan, 1997). Cabe señalar que no todas tienen la capacidad para provocar actos masivos de terrorismo como los que realizó La Verdad Suprema, o propósitos de inducir suicidios colectivos como lo hizo Jim Jones. Hoy por hoy, la violación, el abuso sexual de menores, el daño patrimonial a través del fraude organizado y la inducción de distintas enfermedades mentales son algunas de las prácticas más comunes en que día a día incurren cientos de grupos religiosos y pseudo científicos que forman parte de una nueva patología social.

Marco de concientización para la sociedad

Dicha problemática, que según todos lo indicadores confiables llegó para quedarse y tiende a crecer y a volverse más compleja, hace necesario tener un marco de clasificación y metodología de análisis para concientizar adecuadamente a la sociedad acerca de la existencia de esta innegable realidad. El conocer las diferentes definiciones que se manejan en este campo evitará que la sociedad, especialmente los medios de comunicación, los líderes de opinión, y académicos poco familiarizados con el tema, caigan en el extremo de catalogar ligeramente como secta a cualquier agrupación, generando a su alrededor un clima de intolerancia, rechazo y hostilidad.
Esto debe ser especialmente tomado en cuenta, ya que tradicionalmente la palabra secta tiene una connotación peyorativa en el sentido de herejía ideológica o heterodoxia doctrinal (esto según la perspectiva de una u otra mayoría religiosa y dependiendo del país que se trate). Sin embargo, la carga semántica negativa de la palabra secta no sólo se ha hecho más fuerte, sino cualitativamente distinta, a partir de 1978, año en que ocurrió el ya citado suicidio colectivo encabezado por Jim Jones, en Guyana. Desde entonces, la opinión pública mundial comenzó a percibir el significado de la palabra secta como una agrupación antisocial, siniestra, de conducta fanática y peligrosa. Es pues así, que hoy en día el concepto de secta trae a la memoria de millones de personas, no sólo la noción de disidencia religiosa doctrinal, tampoco el concepto más neutral de facción, sino, sobre todo, y conforme pasa el tiempo, la idea anteriormente descrita.

Ha sido D. Hervieu-Léger, quien tomando una expresión weberiana, ha definido como “comunidades emocionales” a los diversos grupos de inspiración cristiana que predominan hoy como los carismáticos, grupos de oración, grupos zen, círculos ecuménicos libres etc. Todos ellos presentan rasgos como los siguientes:

a) adhesión personal voluntaria a dichos grupos, que crea un fuerte lazo emocional entre la comunidad y cada uno de los miembros. Normalmente son grupos reunidos en torno a un personaje carismático, a cuyo rol profético se apela con frecuencia.
b) Relativa porosidad en sus fronteras: las comunidades emocionales son, por lo general, modos flexibles de asociación. Es decir, predomina una relación subjetiva y pragmática del compromiso con un grupo religioso a aún con la religión misma. Se subraya así el vínculo interpersonal y su libertad frente a las implicaciones sociales.
c) Predominio de la experiencia espiritual de los participantes frente a las formulaciones dogmáticas u objetivas. El control de la ortodoxia lo ejercen los investidos de poder dentro del grupo.
d) Localismo, en el sentido de que el horizonte y la legitimación de su existencia recae sobre el propio grupo y sobre el portador del carisma. Este rasgo hace a estos grupos poco receptivos y bastante alérgico a las normas establecidas desde fuera de ellos.
El tema de las religiones en general, y el de las sectas destructivas en particular, es una realidad cada vez más significativa en el mundo contemporáneo. La globalización religiosa y su efecto concomitante al favorecer la pluralidad religiosa y el multiculturalismo, tienden, por un lado, a crear rechazo y recelo ante lo nuevo y diferente, lo cual genera intolerancias ancladas en prejuicios y falta de información. De allí la importancia de utilizar responsablemente términos como secta. Por otra parte, la corrupción y la cultura de la impunidad prevalecientes en la mayor parte de Latinoamérica, crean condiciones idóneas para el florecimiento de organizaciones religiosas —algunas de ellas muy sofisticadas y a menudo con historiales delictivos— que aprovechando la libertad de creencias, explotan y violan los derechos humanos de sus adeptos. En la globalización, pues, coexisten dos realidades antitéticas paralelas: el aumento de la intolerancia y el aumento de los abusos religiosos por parte de organizaciones de carácter coercitivo. Esto hace peculiarmente importante el contar tanto con leyes que protejan la libertad de creencia, así como con marcos analíticos y definiciones claras para identificar grupos religiosos destructivos que violan los derechos humanos.
No es fácil consensuar una definición por lo complejo de este tema y por las variadas definiciones que encontramos en diversos estudiosos de este campo. Sin embargo, quiero apoyarme en una definición de E. Troeltsch y de J Vernette sobre la secta: “La secta es una sociedad de tipo voluntario, compuesta por creyentes cristianos relacionados de acuerdo con criterios muy estrictos y solidarios entre sí por el hecho de que todos ellos han experimentados un “segundo nacimiento”. Estos creyentes viven aparte de la sociedad, en grupos limitados y reducidos, dan más importancia a la ley que ha la gracia, y, dentro de su propio círculo, establecen en diverso grado un orden cristiano basado en el amor. Todo ello se hace para prepararse y esperar la llegada del reino de Dios”. (Troeltsch)
“La secta es la expresión privilegiada de la contestación de las capas inferiores de la sociedad. Nace de una voluntad de fraternidad, de igualitarismo, de comunidad y del compartir. Se funda en el compromiso personal y el asentimiento interior a una ética más radical que aquella que sustentan los miembros de las iglesias” (Vernette).
Desde una perspectiva socilógica una secta es un grupo convencional de gente que participan de las mismas experiencias religiosas y tienen las siguientes características:
1. Factor de seguridad y certeza. Los miembros de la secta tienen conciencia de pertenecer a un grupo que acapara la verdad y la salvación.
2. Factor afectivo. El grupo se considera autosuficiente y no tiene contacto con otras organizaciones si no es para convertirlas e integrarlas a su propio seno. No hay lugar para el diálogo, si para el proselitismo. No se ejerce la caridad más que al interior de su propio grupo que llega a convertirse en un auténtico ghetto que acapara los conceptos de patria y familia, donde el líder es el padre y la secta es la madre.
3. Factor de rigorismo doctrinal, disciplinar y moral. Se concede una primacía total a los principios, a las doctrina y a su interpretación, por encima de los derechos de las personas; lo que prima es el orden, que se identifica con la voluntad de Dios.
Las sectas destructivas o explotativas son organizaciones pseudos-religiosas, pseudos-filosóficas o pseudos-culturales, de estructura piramidal y totalitaria, que se dedican a la captación de adeptos para explotarlos mediante falsas promesas y técnicas de coerción psicológica, siempre en provecho del afán de poder y de lucro de sus líderes.
Los siguientes puntos son aclaratorios frente a la dificultad que presenta la palabra secta para distinguir a los grupos destructivos de lo que no los son:
1. Grupo cohesionado por una doctrina demagógica y encabezado por un líder carismático que es la divinidad misma o un elegido por ella.
2. Estructura teocrática, vertical y totalitaria, en donde la palabra de los dirigentes es dogma de fe. No hay lugar para disentir
3. Exigen adhesión total al grupo y obligan a romper con todos los lazos sociales anteriores a la entrada al culto.
4. Viven en comunidades cerradas o en total dependencia del grupo.
5. Suprimen las libertades individuales y el derecho a la intimidad
6. Controlan la información que llega hasta sus adeptos, manipulándolas a su conveniencia.
7. Utilizan sofisticadas técnicas neurofisiológicas enmascaradas bajo la meditación o el renacimiento espiritual que sirven para anular la voluntad y el razonamiento de los adeptos, causándoles muchas veces lesiones síquicas graves.
8. Propugnan un rechazo total a la sociedad y a sus instituciones.( polarización bien-secta y mal-sociedad).
9. Sus actividades primordiales son el proselitismo y la recolección de dinero En el caso de las sectas multinacionales, el dinero es enviado en buena parte a las centrales de cada grupo.
10. Bajo coacción psicológica obtiene la entrega del patrimonio personal de los nuevos adeptos a la secta o de grandes sumas de dinero.

4. Causas y tipología de las sectas
Las causa originantes de las sectas pueden ser múltiples, según etnologías, geografías, y sicologías. Los elementos pueden ser los siguientes:
a) Aparición de un líder, profeta o mesías carismático
b) Protesta al consumismo de la sociedad
c) Afán de novedad y personalismo de ser alguien para alguien
d) Falta de arraigo en la noción de unidad de la iglesia en la nación, al carecer de confesiones mayoritarias o creer que la religión es como una tecnología cambiante.
e) Burocratización antitestimonial de las iglesias.
f) Poder económico al amparo benéfico-social de una confesionalidad
g) Afán del tener sobre el ser
Agrupar las formaciones sectarias será siempre una tarea aproximativa y de referencia. Hoy día nos encontramos con diversos criterios de clasificación, atendiendo al número, al dato religioso, sociológico o geográfico, entre otros.
Atendiendo a una tipología meramente descriptiva, el francés Jean Vernette habla de sectas:
1. de los movimientos del despertar (anabaptistas, pietistas, metodistas, cuáqueros, pentecostales)
2. sectas curanderas (Ciencia cristiana)
3. milenaristas (Adventistas, jehovistas, mormones, moon)
4. sincretistas (sociedad teosófica, antroposófica, gnosis, cienciología, rosacruz, caodismo)
5. orientales (hare krishna, gurú maharishi, soka gakkai)
Desde el ámbito de la sociología Bryan Wilson las cataloga en sectas:
1. conversionistas : que inciden sobre la conversión personal (pentecostales)
2. revolucionarias: que afirman que el mundo va a cambiar drásticamente por una acción directa de Dios (jehovista, iglesia universal, ufología)
3. introversionistas: buscan la salvación al interior de su propia entidad rompiendo totalmente con el mundo y la sociedad (hare krishna)
4. manipuladoras: que buscan medios sobrenaturales u ocultos para conseguir la salvación (cienciología, rosacruz, teosofía)
5. taumatúrgicas: que esperan la salvación y la sanidad a partir de un acto salvador de Dios directo y milagroso
6. reformistas: que proponen una reforma del mundo mediante la reforma voluntaria de la conciencia (cuáqueros)
7. utópicas: que esperan la reforma del mundo como consumación de una reforma de la sociedad (amigos del hombre)
Desde una tipología lídero-cultual Martín las clasifica como:
1. Secta profética (jehovista, mormones)
2. Secta mesiánica (moon)
3. Secta satánica de misa negra (iglesia de Satán halo de Belcebú)
4. Secta luciferina de misa roja
5. Secta destructiva-delictiva (moon, niños de Dios, hare krishna)
En la actualidad parece primar una clasificación dicotómica (sectas y sectas destructivas) en función de la peligrosidad o conflictividad, manifiesta o no. Este es un criterio fácilmente asumible por personas que tienen un conocimiento que emana de las informaciones de los medios de comunicación, en ocasiones alarmistas y sesgadas, pero también asumido por no pocos especialistas. El límite entre secta y secta destructiva no está bien especificado por lo que es fácil incorporar aquí, en función de métodos, técnicas y estructuras organizativas, a grupos y movimientos que pertenecen al ámbito de las religiones y de las Iglesias. Las denuncias de los ex-adeptos está siempre en la base de la catalogación de muchos y legítimos grupos como sectas. A este respecto cabe indicar lo que Jean Vernette dice sobre las acusaciones de los antiguos miembros:
"Los testimonios de los antiguos adeptos pueden ser válidos, porque hablan de la experiencia, pero no habrá que olvidar la posible dosis de autojustificación o el intento de arreglar cuentas por problemas personales. Los testimonios de los profesionales, se trate de psicólogos, sociólogos o psiquiatras, aportan indudablemente estimables datos dignos de tener en cuenta, pero siempre que no rechacen por principio las ‘dimensiones y búsquedas religiosas’ que pueden darse en los adeptos. La información de los medios de comunicación social, son susceptibles de exageraciones, ya que por principio presentan los aspectos más sensacionalistas y que mejor ‘se venden’"
Basta hojear algunos catálogos de sectas o ver algunos artículos o reportajes periodísticos para darse cuenta de lo afirmado. Esta manera de tratar el fenómeno sectario ha dado por resultado incluir incluso grupos católicos o evangélicos establecidos en el rosario sectario, o bien determinar tal o cual experiencia religiosa o vocacional como sectaria, llegándose así a un callejón sin salida con organizaciones que tratan de meter en el saco sectario destructivo a todo aquello que tenga un mínimo de espiritualidad y organización religiosa.
4. La secta Creciendo en Gracia
Saben ustedes cuántos son los que en diversos momentos se han proclamado mesías o Cristos, arrastrando a cientos de miles de incautos a sus intereses mezquinos y mercantiles?

El líder de una nueva secta en el sur de Florida asegura ser Dios y muchos hispanos están sucumbiendo ante esta nueva seducción religiosa y en la que se conjugan muchos elementos ya repetidos en otros movimientos.
.
El predicador puertorriqueño José Luis De Jesús Miranda cuenta que en 1976 le ocurrió algo maravilloso cuando estaba viviendo en Massachussets. Asegura que dos seres celestiales lo llevaron a un corredor de mármol en donde una aparición se fusionó con su cuerpo y comenzó a hablar en su interior. De Jesús cree que él y el Señor Jesucristo se convirtieron en uno en ese mismo instante.

De Jesús le dijo así a una reportera del periódico semanal Miami New Times: «A partir de ese día no puedo aprender de nadie, y cuando digo de nadie, es de nadie».

La voz en el interior del señor De Jesús le dijo después que se trasladara a Miami, Florida, en donde fundó su tan controvertida secta Creciendo en Gracia junto con un estudio de televisión. En Miami cuenta con una feligresía relativamente pequeña, unos 500 miembros, pero el grupo se ha extendido a unas 300 congregaciones adicionales que suman un total de unos cien mil miembros, residiendo la gran mayoría de ellos en países de América Latina. El grupo tiene iglesias en Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, República Dominicana, Perú, Puerto Rico, Estados Unidos, Uruguay y Venezuela. Mientras tanto, su programa de televisión supuestamente alcanza a unos dos millones de personas.

El puertorriqueño José Luis De Jesús le ofrece su apostolado a toda persona que se une a su causa y que acepte las revelaciones exclusivas que dice haber recibido de parte de Dios. A primera vista parece ser un ministro preocupado por la propagación de las doctrinas de la gracia. Su literatura y mensajes grabados en cassettes en contra del legalismo y del sistema de obras para mantener la salvación, resultan sumamente atractivos para muchas personas desencantadas con la religión institucionalizada y desgastada. Estos desencantadoss que han comenzado a descubrir la verdad de la seguridad eterna del creyente, encuentran los conceptos y terminología de Creciendo en Gracia sumamente atractivos. De Jesús utiliza las doctrinas de la gracia como una especie de “caballo de Troya” para atraer a los incautos. Este hombre se ajusta al perfil clásico del religioso estafador, mentiroso y ególatra.

La predicación del señor De Jesús se parece mucho a la de David Koresh. Sus seguidores le llaman «Papito». Muchos llevan puestas camisetas que tienen impreso el rostro de José Luis De Jesús, con este atrevido lema: «Dios ha llegado». Sus automóviles están adornados con placas que dicen: «Creciendo en Gracia: El gobierno del Reino de Dios». En 1999, José Luis de Jesús comenzó a llamarse a sí mismo “El Otro y luego en el año 2004 declaró que es Jesucristo


Sus doctrinas son bien extravagantes. Le dice a sus seguidores que pueden vivir de la forma como les plazca porque el pecado no existe y que el diablo está muerto. También enseña la preexistencia, la creencia de que los seres humanos antes de formarse en el vientre de la madre, fueron creados en espíritu, desde antes de la fundación del mundo.
Asegura que las iglesias cristianas son dirigidas por “ministros de Satanás” y anima a los miembros de su organización para que lleven a cabo protestas en los servicios y eventos cristianos de diferentes iglesias. Alienta asimismo a los miembros de Creciendo en Gracia a que les digan a voz en cuello a las personas que «¡El diablo fue destruido!», y que porten pancartas proclamando esto mismo.

Según Mariah Blake, la reportera del periódico Miami New Times, tales protestas han copado la atención de los titulares de las noticias en Miami y a todo lo ancho de América Latina. En Colombia, por ejemplo, los seguidores de José Luis De Jesús recientemente llevaron a cabo protestas simultáneas en 22 ciudades.
De Jesús no oculta sus intenciones. Y le dijo a la reportera del periódico de Miami: «Mi propósito es cerrar todas las iglesias para que así pueda comenzar la iglesia verdadera. Usted bien puede decir que estoy llevando a cabo la reforma más grande que haya ocurrido jamás».

Sí, es obvio que podemos decir eso: ¡Que ya anda suelto otro mentiroso, estafador y discípulo de Satán, buscando a los incautos para arrastrarlos a su secta y esclavizarlos aún más. Especialmente a los hispanos, ya cautivos en la secta del romanismo!
Es más que evidente que se trata de un ladrón sin escrúpulos. Vive en una mansión, conduce un automóvil BMW, anda adornado con costosos diamantes y gasta 300 mil dólares anuales en guardaespaldas. Mientras tanto, mucho de su personal dona su tiempo y entrega un 80% de su ingreso a la iglesia. Por lo visto Satanás tiene una fórmula más elaborada para conseguir dinero. Esto mismo ocurre con innumerables mensajeros del “evangelio de la codicia”.

Álvaro Albarracin, un hombre de negocios en Miami y miembro de Creciendo en Gracia, le dijo al periódico Miami New Times, que su compañía en la internet fue bendecida divinamente por darle doce mil dólares mensuales a la iglesia de José Luis. Este hombre después de hacer millones, vendió su negocio para trabajar con De Jesús. Ahora compra y vende negocios y le da todas las ganancias al grupo. Albarracin agregó: «Deseo consagrar toda mi vida a Papá. Creo verdaderamente que es Dios, mi creador».

Aspectos de su doctrina

El líder de la secta Creciendo en Gracia, José Luis de Jesús Miranda, un personaje que se ha pintado un tatuaje con los números ‘666’, un número asociado comúnmente con el anticristo o la bestia en el lenguaje apocalíptico simbólico, hace una lectura extraña de este símbolo del Nuevo Testamenteo: contrapone a los apóstoles Pablo y Juan en los primeros tiempos de la iglesia cristiana y saca como conclusión que Juan habla de "anticristo" refiriéndose al apóstol de los gentiles, por proponer una manera de vivir según la fe y no según la ley.
En su pagina web explican: “Anticristo significa una persona que está en contra de imitar a Jesús de Nazaret. Juan dañó esa imagen (Apocalipsis 13:15 al 18), además dijo que la marca de la bestia era seiscientos sesenta y seis (666), que es la triple ese: Salvos Siempre Salvos (SSS), marca que lleva Jesucristo hombre en su brazo derecho." Miranda dice que es Jesucristo hombre, y que ha venido a levantar el mensaje de Pablo, el mensaje de la "incircuncisión" que ha sido olvidado por la iglesia cristiana y que nadie ha explicado por dos mil años.
En septiembre del 2006, José Luis de Jesús Miranda le declaró a los miembros del Ministerio Creciendo en Gracia que él es la segunda venida de Cristo, que es Jesucristo hombre. Ahora proclama ser el anticristo y miles de personas le siguen en la metamorfosis.
La secta cuenta ya con casi veinte años de existencia (1988) .En 1993 en Puerto Rico, durante la tercera convención anual, José Luis de Jesús fue proclamado “Apóstol” por sus adeptos. Una biografía no autorizada dice que José Luis De Jesús Miranda nació en Ponce, Puerto Rico, que creció en un barrio pobre, estuvo en la cárcel por robo y se convirtió en adicto a la heroína cuando tenía 14 años. De joven transitó entre varias experiencias religiosas. Primero fue católico romano, luego pentecostal y hasta dijo ser bautista, pero tras una supuesta visión en 1973, se convirtió en un "enviado del Señor". El mismo Miranada cuenta que una noche de 1973, mientras vivía en el estado de Massachussets (USA), se despertó ante una visión de dos hombres al pie de su cama, quienes le anunciaron la llegada del Señor. Y finaliza su historia diciendo que Jesús, "vino y se integro en mi".
El líder de Creciendo en Gracia preside una organización que incluye cerca de 300 congregaciones, 200 pastores, 287 programas de radio y varias paginas de Internet. Según Miranda, tiene más de cien mil seguidores y asegura que su mensaje llega a millones de hogares más a través de su canal de televisión que se transmite las 24 horas. El grupo utiliza todas la notas y referencias a su trabajo en los medios, sean favorables o detractores, para subirlos a la web y promocionarse.
Se sospecha que suman millones las cifras en dólares que mueve Miranda. El Miami Herald publicó que varios de los miembros de esta secta son hombres de negocios que dan un porcentaje de sus ganancias como Álvaro Albarracín. Miranda dice que todo lo que posee se lo han regalado sus seguidores, quienes le llaman Dios, Jesús hombre y papi o papito, dato que se confirma en videos de la organización en la web. Niños y niñas que llaman "papi" a Miranda y le agradecen sus dones, el afecto, la gracia.
Preocupación por la influencia de sus ideas, genera en los países donde la secta se mueve, ya que sus materiales están en internet, en radio y en canales de TV. Muchos lo consideran un loco y otros un peligroso líder sectario que puede desembocar en el tiempo en una tragedia como ya las ha habido en el mundo. Por supuesto que varias paginas web y analistas religiosos de corte más literalista, ven en él un cumplimiento de las palabras de la Biblia donde leen que en el final de los tiempos "habrá falsos apóstoles y profetas".
La Iglesia Bautista Popular de El Salvador informó con preocupación hace unas semanas el ingreso a ese país de Miranda y su secta. Cuentan que el año pasado hubo oposición al ingreso de este personaje, pero ahora el ex Ministro de Gobernación René Figueroa le concedió el permiso de ingreso aduciendo libertad de culto y religión. "Además TCS le concedió espacio de publicidad, lo que no hace con iglesias evangélicas salvadoreñas", denuncian.
En Colombia también hubo expresiones conjuntas de iglesias cristianas contra la presencia y la doctrina de Creciendo en Gracia; en Venezuela se registró un allanamiento en Maracaibo por una denuncia, encontrándose en el local de la secta carpetas con listados de datos identificación de algunas personas que pretenden tramitar su visa para salir del país, una serie de imágenes religiosas rotas y un lote de películas pornográficas. Mientras tanto, en Caracas, una treintena de personas se tatuaron el 666 en el cuerpo como señal de seguimiento al líder, hecho que ya se dio en otros países.
Y como el Anticristo es moderno, mediático y millonario, su ministerio no puede menos que ofrecer a quienes se sientan llamados a servir, "el privilegio de sembrar desde cualquier parte del mundo.... mediante una tarjeta de crédito". La invitación cita a Pablo en 2 Corintios diciendo "pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos."
La publicidad de una tarjeta de crédito afirmaba hace un tiempo que "Pertenecer tiene sus privilegios"; la secta de Miranda lo pone en práctica: usted puede pertenecer a este ministerio a través de su tarjeta VISA, MASTERCARD o AMERICAN EXPRESS; ellos garantizan que " de cada semilla que usted siembre en este apostolado, recibirá cosecha abundante. Creemos que los ángeles le servirán a favor suyo en todo".


guidase@yahoo.com

cielaupoli.edu.nic